sábado, 12 de diciembre de 2009

Oh Horacio

Carminum II, 17 (A Mecenas)

[…]
¡Ah! Si una fuerza prematura
te arrebatase a ti, la mitad de mi alma,
¿a qué esperaría yo, la otra,
no tan querida e incompleta superviviente?
Ese día traería la ruina a ambos.
Pero no será vano mi juramento:
iremos, iremos, dondequiera que vayas,
compañeros dispuestos a hacer juntos
la última jornada.
Ni el aliento de la ígnea Quimera,
ni, si resucitare, el centímano Gias,
me arrancaría nunca de ti:
así lo acordaron
Justicia poderosa y las Parcas.

[…]
Acuérdate de ofrecerle víctimas
y del templo que prometiste;
yo inmolaré en su honor una humilde cordera.

No hay comentarios: