jueves, 21 de mayo de 2009

-circe

Mi patria está en tus ojos, mi deber en tus labios.
Pídeme lo que quieras menos que te abandone.
Si naufragué en tus playas, si tendido en tu arena
soy un cerdo feliz, soy tuyo, mas no importa.
Soy de este sol que eres, mi solar esta en ti.
No quiero más corona que el laurel de tus brazos.

Gabriel Zaid

martes, 19 de mayo de 2009

de ahora en adelante, todo será ridículo, tus mentiras y las mías, las ganas de amar, los intentos fallidos. Aposté por ti, ahora es hora de pagar la deuda, fui un idiota otra vez.

domingo, 17 de mayo de 2009

-IV

Cuando te tiendes, desnuda y bocabajo, tu espalda me mira aunque tú duermas: tranquilo mar con su rebaño de islas que, a pesar de la poesía, bautizamos pecas. Nadie sabe que allí late un sueño no realizado de Dios. El ritmo de tus pechos, la última gota de sudor, el cabello vertido en las almohadas, como si aun dormida construyeras un mundo de nombre tan real como tu ropa que levanto en mi camino al baño. Más allá del deseo de besarte y confirmar en la caricia -inúltimente- mi pasión, comparto el casnsancio de Dios tras concebirte, esa fatiga que sólo es privilegio de quien ha ocupado el día de sur a norte, seguro de que mañana es una hoja en blanco invadida por palabras que, si antiguas, cobran nuevo sentido en cada acto.

Vicente Quirarte

razón #1

Vamos, todo el tiempo, la vida nos enseña que no somos especiales, a mí en particular, que no soy ése que descubre a una mujer y de ahí nace el amor. No, no me duele no ser tu especial, me duele que no hay un grupo intermedio para mí. Termino en el gran (y sin fin) grupo de los que te pretendieron, o te hicieron suyos por alguna temporada, o te mintieron con los ojos claros y brillantes, etcétera, etcétera.

viernes, 15 de mayo de 2009

y bueno...

descubrí algo (o lo recordé), no es la ignorancia de la causa de mi pesar (cualquiera que éste sea) lo que me angustia. Tengo un mapa del dolor donde localicé cada una de sus partes con un alfiler. Sé perfectamente que no puedo hacer nada contra el hormigueo en mis manos que escribir esto me causa, sólo puedo detenerme un segundo, frente al monitor bajar la cabeza y esperar a que termine el escalofrío. El conocimiento de sí mismo no puede ser una virtud. ¿o peco de soberbia y algo mayor (o sólo más profundo) me aqueja? en fin, sólo quería hablar de ti.
Pienso en ti, y no muero, no soy tan apasionado para hacerlo. Pero te extraño, infinitamente, y si me logro acordar de ti en cualquier acción cotidiana mi pecho se enfría, por un instante, y tal vez la piedra gigante que supuse llevar a la cima cayó de nuevo. Hoy un reflejo me engaño, me mostró como no soy, como la posibilidad que más añoro y que por eso mismo se rehusa a pertenecerme. Cada espejo me grita que no soy el indicado para ti. Me lo repito como promesa y me sangra, es mi única decepción que somatizo en úlcera. Dios sabe lo que siento, y si Él no existe, al menos lo sabes tú.