viernes, 15 de mayo de 2009

y bueno...

descubrí algo (o lo recordé), no es la ignorancia de la causa de mi pesar (cualquiera que éste sea) lo que me angustia. Tengo un mapa del dolor donde localicé cada una de sus partes con un alfiler. Sé perfectamente que no puedo hacer nada contra el hormigueo en mis manos que escribir esto me causa, sólo puedo detenerme un segundo, frente al monitor bajar la cabeza y esperar a que termine el escalofrío. El conocimiento de sí mismo no puede ser una virtud. ¿o peco de soberbia y algo mayor (o sólo más profundo) me aqueja? en fin, sólo quería hablar de ti.
Pienso en ti, y no muero, no soy tan apasionado para hacerlo. Pero te extraño, infinitamente, y si me logro acordar de ti en cualquier acción cotidiana mi pecho se enfría, por un instante, y tal vez la piedra gigante que supuse llevar a la cima cayó de nuevo. Hoy un reflejo me engaño, me mostró como no soy, como la posibilidad que más añoro y que por eso mismo se rehusa a pertenecerme. Cada espejo me grita que no soy el indicado para ti. Me lo repito como promesa y me sangra, es mi única decepción que somatizo en úlcera. Dios sabe lo que siento, y si Él no existe, al menos lo sabes tú.