miércoles, 15 de diciembre de 2010

Algo con esta calle.

Hay días en los que creo más en el platonismo que otros. Días así, donde detalles me remiten a las Formas y éstas unen a todos sus descendientes en una red franca entre las sensaciones y mis recuerdos. Te veo ahí en la inclinación de la nariz de esa mujer, o la relación no proporcionada con sus mejillas. No te pareces nada en ella, tú mil veces más hermosa. Olores que son tuyos, o de otro ser más originario, pero cuelgas de él, y como un móvil todas las sensaciones que me acontecen se desprenden de ahí. Y las veo moverse, son notas olfativas que se mecen, según el caprichoso viento del centro histórico. Leche, almohada, pasta hecha en casa, mano con olor a tornillos oxidados. Y a veces nunca llegas, sólo esta él; el padre de mi padre, siendo el buen fantasma que es. Pero no se trata de él tampoco, se trata de extrañar algo.

Algo profundo y sin peso, como el par de centímetros que esta calle perdió y parece que a nadie le importa.

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