Despiertas un cuerpo insensible. Adormilado pues. Ahora quiero descubrir cada una de tus partes. Quiero tus ideas una a una, quiero alimentarme. He estado hambriento por años, me ofreces un mundo de preguntas que no planeo contestar. Pero te veo a los ojos, y me basto por un momento. Mis palabras, de por sí son torpes y perezosas, frente a ti se sonrojan. ¿Puedes traducir mis miedos?
tengo miedo de mis ganas de ti.
martes, 20 de enero de 2009
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